TU MASCOTA, EL MEJOR TERAPEUTA

Hoy quiero compartir aquí cómo mis animalillos me han ayudado en mi situación personal. Hace sólo unos meses que mi vida cambió por completo y perdí toda la seguridad que tenía tanto en mí misma como en una vida que se suponía ordenada y estable. Todos los cambios que la nueva situación trajo influyeron como era lógico en mi estado emocional. Rápidamente volvió la ansiedad, el decaimiento contínuo, la falta de seguridad en mí misma. En esos momentos, mis mascotas, Odie (el perro) y Noa (la gata), siempre estuvieron ahí. Ellos no juzgan, simplemente te quieren y te demuestran ese amor incondicionalmente. 
Cuando no tenía ganas de ver a nadie, debía salir a pasear a Odie y saludar a la gente. Cosas tan simples como eso o como cepillar cada día a mi gata, sentir su ronroneo cuando la acaricio en el sofá, o ver sonreir de nuevo a mi hijo jugando con Odie, han sido y siguen siendo un apoyo fundamental a la hora de empezar a superar el divorcio.
Os cuento esto porque he estado leyendo un artículo sobre TAA (Terapias Asistidas con Animales) que me ha hecho pensar en ello. Este tipo de terapias (ya sean grupales o individuales) se utilizan mucho con ciertos colectivos como personas mayores, con alzeimer, niños autistas, problemas de drogadicción o alcoholismo, minusvalías,...
Se pueden utilizar caballos, delfines, animales de granja e incluso peces, pero los más populares por sus cualidades terapeúticas son los gatos y, sobre todo, los perros.
Algunos de los objetivos principales de este tipo de terapias son:
  • Potenciar las habilidades sociales, de comunicación y relación con otras personas (lograr sentir empatía, interesarse por los demás, saludar...)
  • Reducir la ansiedad y la depresión.
  • Fomentar el sentido de la responsabilidad.
  • Mejorar la autoestima. Saberse amado y necesitado por partes iguales, aceptados, acompañados incondicionalmente...
  • Estimular ciertas capacidades motoras (al mimar, cepillar, jugar a tirar una pelota...)
Los perros son como "terapeutas naturales". Pueden convertirse en un puente de comunicación no sólo con el terapeuta sino con el mundo exterior en general. Son fantásticos para conseguir que la persona se abra y demuestre sus emociones. No sólo es una terapia agradable, sino que tiene muchos beneficios físicos, psicológicos y sociales. 

En cuanto a nuestros amigos felinos, vivir con gatos es una ayuda enorme emocional y psicológicamente. Según varios estudios, son especialmente efectivos para reducir el estrés, la ansiedad y la depresión. Y lo mejor de todo es la sencillez con que lo hacen. Basta con su simple compañía y la forma en que interactuamos con ellos. 

Son animales autónomos e independientes, por lo que el vínculo que adquirimos con ellos es diferente al que tenemos con otro tipo de mascotas. Con nuestros gatos establecemos una especie de "pacto de respeto mútuo". Acariciarles disminuye la presión sanguínea y el ritmo cardiaco. Y su ronroneo contribuye a mejorar nuestro estado de ánimo y nos hace sentir seguros y queridos.


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